25 Años haciendo equipo en ciencia

Compartimos la nota que hicieron desde el Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires al equipo del CIVETAN. Esta nota la encontras disponible en la Edición N° 70 de la Revista del CVPBA.

 

A fuerza de trabajo, el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (CIVETAN) es considerado hoy un polo académico y científico por excelencia en lo que respecta a la investigación biomédica básica y aplicada en Medicina Veterinaria. Aunque el CIVETAN fue creado en 2011 a partir de la vinculación entre la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNICEN, el CONICET y la CICPBA, el grupo de trabajo encabezado por Carlos Lanusse y enrolado en el Laboratorio de Farmacología Veterinaria, lleva un cuarto de siglo de labor académico-científica.

El equipo de trabajo que integra el Laboratorio de Farmacología Veterinaria que funciona en la órbita del CIVETAN en la sede de la FCV, UNICEN, está conformado por más de 20 personas, entre investigadores, becarios, doctorandos y personal técnico. La búsqueda de respuestas concretas a problemas de diversa índole en el campo de la salud y producción animal, es la premisa fundamental. Uno de esos problemas, explica Carlos Lanusse, se debe a que “por décadas se han desarrollado familias de fármacos para combatir los parásitos que afectan a los rumiantes, pero el uso indebido de esos tratamientos contribuyó al desarrollo de un serio problema de resistencia”.

Como consecuencia de este fenómeno, los fármacos dejan de ser eficaces y los animales sufren el efecto adverso del parasitismo, no alcanzan un crecimiento adecuado, pierden peso o se mueren. El trabajo de este equipo de investigación está orientado a indagar en este fenómeno de resistencia, “que tiene una base farmacológica y que atenta contra el control parasitario afectando la salud del animal y ocasionando pérdidas económicas de magnitud en los sistemas productivos. Desde la Farmacología Veterinaria se genera conocimiento científico que ayuda a comprender, revertir o, al menos, retardar el desarrollo de resistencia de los parásitos a los fármacos que disponemos”. Desde el CIVETAN se responde a este problema concreto, entonces, con la producción de conocimiento de base fármaco-parasitológica para optimizar el uso de los fármacos antiparasitarios en los animales de producción, lo cual redunda en un uso más sustentable de los mismos. “Buscamos entender las claves del fenómeno de la resistencia parasitaria, comprendiendo los mecanismos por los cuales un parásito puede evadir la acción del fármaco. Con ese conocimiento podemos generar estrategias para que el fármaco pueda conservar actividad aun cuando la población parasitaria blanco tiene la “marca” genética para desarrollar resistencia”, subraya Lanusse.

EL COMPONENTE VOCACIONAL La coordinación de un equipo compuesto por más de 20 personas requiere, según Carlos Lanusse, de las mismas capacidades que se necesitan para liderar un equipo de trabajo en una empresa privada, en otro estamento estatal o en el deporte. “La diferencia –remarca– está, quizá, en que una parte importante de la fuerza de trabajo en ciencia está soportada por un componente vocacional. Hay un aporte sustancial de la vocación que los distintos integrantes tienen por la ciencia, por la investigación científica, por la docencia en el grado y en el posgrado, por la extensión universitaria y por todas las actividades que están relacionadas, de alguna manera, con la actividad del laboratorio y su proyección al sector socio-productivo”. Las becas para alumnos universitarios son herramientas de valor para captar recursos humanos, son el vehículo para entusiasmar jóvenes y graduados en medicina veterinaria que “a lo mejor no tuvieron la oportunidad de ver la investigación como una salida laboral o un camino para su proyección profesional”, destaca Lanusse. No sólo se trata de ir detrás de una posibilidad o una hipótesis de trabajo, responder a una problemática concreta, entender cómo matar a una bacteria, cómo trabajar frente a un parásito resistente o cómo hacer que la producción de carne sea mayor. El responsable del equipo asegura que “detrás del concepto técnico tiene que haber un componente vocacional, y esto tiene mucho que ver con encontrar el mecanismo para poder despertarlo, sea un veterinario, un biólogo, un médico o un bioquímico. La posibilidad de poder rescatar los valores intrínsecos que un profesional joven tiene está también en poder mostrarle que la investigación científica y la carrera de posgrado van ligadas; que la investigación es una salida profesional. Y, para el médico veterinario en particular, es muy importante mostrar esto frente a lo que la sociedad interpreta del médico veterinario, cuya principal salida laboral pareciera ser sólo la clínica de pequeños, de equinos o de grandes animales, o la producción animal”. Un porcentaje importante del actual plantel del Laboratorio de Farmacología Veterinaria pasó por una estadía inicial mediante una beca o ayudantía docente. Es decir, tuvo un vínculo inicial con el Laboratorio de Investigación mientras fue alumno. “Hoy debemos trabajar mucho para motivar y lograr que más jóvenes con formación veterinaria se vinculen con la actividad científica y completen su formación de post-grado, independientemente de cuál resulte su destino laboral a futuro”, concluye Lanusse.

LA CIENCIA Y LA SOCIEDAD Carlos Lanusse, quien entre muchas otras distinciones recibió el Research Award de la American Academy of Veterinary Pharmacology and Therapeutics (2011), el Premio Bunge & Born (2011), el Premio Konex (2013), y el Premio Bernardo Houssay a la Investigación Científica y Tecnológica (2003), considera que en los últimos años “hubo un cambio importante con respecto a la percepción que la sociedad tiene de la ciencia en general, a nivel internacional y en la Argentina en particular. Es un cambio positivo. En los últimos 25 años ha cambiado sustancialmente”. De todas maneras, sostiene, “todavía hay mucho por hacer, mucho por divulgar la ciencia en el contexto nacional, y la medicina veterinaria en particular, para que la sociedad aprecie aún más lo que hace un investigador. Esto es un desafío constante”. El trabajo, entonces, pasa también por concientizar a la sociedad que lo que hace un investigador dentro de un equipo en la universidad o en el CONICET tiene un gran valor por lo que devuelve a la propia sociedad. Y, “en el caso del médico veterinario –agrega–, necesitamos trabajar mucho con la profesión para lograr una re-jerarquización. La valoración de la sociedad del profesional veterinario no siempre se corresponde con el esfuerzo que se requiere y con las exigencias para alcanzar la graduación en una Facultad de Ciencias Veterinarias”. En pocas palabras, el profesional veterinario tiene “un nivel de formación técnica general que no se alcanza en muchas otras profesiones del área biomédica” A lo largo de los años se ha generado mucho conocimiento científico importante en el país, conocimiento que ha tenido impacto internacional de relevancia. Sin embargo, “ocurre muy frecuentemente –continúa Lanusse– que el conocimiento que se genera y que se traslada al sector socio-productivo no tiene captación, es decir, no se logra la adopción de la tecnología. Entonces, acumulamos mucho conocimiento científico que no siempre es transferible, no porque sea un problema de la universidad que no lo sabe transferir, sino porque el sector productivo no está preparado para adoptar ese conocimiento”. Por último, Carlos Lanusse considera que el mayor desafío en términos de investigación y crecimiento del sistema científico pasa por lograr una mayor inversión privada para poder aumentar la inversión global que realiza el estado. Los distintos equipos de investigación (“sin un equipo no se puede obtener nada en ciencia”, acota) están sustentados, “mayoritariamente, en el aporte del Estado. Para poder llegar al famoso 1% del PBI de inversión en Ciencia y Tecnología hace falta que el sector privado se comprometa con un complemento importante del presupuesto. Esta es la deuda pendiente. Hoy, la generación de conocimiento científico original está basada en los organismo del Estado, MINCYT, Agencia, CONICET, CICPBA y en las universidades”.